viernes, 10 de noviembre de 2017

Cambio de estación en el sureste de Madrid


Hemos realizados varias visitas al sureste de la Comunidad de Madrid entre los últimos días del verano y los primeros del otoño para ver qué encontrábamos (nunca habíamos venido en esta época tan pegada a los calores). En cuanto al aspecto del paisaje, casi ninguna modificación asociada al cambio de estación: altas temperaturas y total ausencia de precipitaciones durante buena parte de este primer tramo del otoño. 

Empezamos por una rutácea (la familia de los naranjos y limoneros): Haplophyllum linifolium, que ahora tiene los frutos maduros.

La matilla cañamera (Althaea cannabina).

Flores de Rubia tinctorum.

Comunidades de malas hierbas con yezgo, estramonio, cardo mariano y otras especies cerca de una pobeda con tarays.

Lycium europaeum florece por esta época.

Lavatera triloba

Fruto de Cynanchum acutum con acompañante.

Tamarix canariensis en flor (con unas oruguitas blancas en la inflorescencia inferior de la izquierda).

Sobre terrenos limosos y arenosos, cerca de la cuenca de los ríos, una mata de Dittrichia graveolens entre verrucarias (Heliotropium europaeum).

Dittrichia graveolens

Heliotropium europaeum

Legumbres de Glycyrrhiza glabra, el regaliz.

El río Manzanares poco antes de llegar al Jarama.

Aquí cría el galápago leproso: encontramos un ejemplar recién nacido un tanto perdido por los caminos, así que le acercamos al agua.

Retamas y Gypsophila struthium en los terrenos yesosos que hay entre Chinchón y Villarejo.

En algunas vaguadas que conservan la humedad aparecen poblaciones de carrizos, juncos y Althaea officinalis.

Malvavisco (Althaea officinalis) en flor.

Una matita de Alyssum serpyllifolium entre las salvias (Salvia lavandulifolia).

El falso azafrán (Crocus serotinus) en flor.

Detalle de otro ejemplar de Crocus serotinus, donde se aprecian los tres estambres y estilo ramificado.

Comunidades vegetales de la zona: tomillares, sisallares, jabunales, restos de coscojares y pinos de Alepo entre otras.

Frutos de adormidera.

Frutos del pítano (Vella pseudocytisus).

La famosa olmeda (Ulmus minor) de Casa Eulogio, en el Parque del Sureste.

Peganum harmala

Atriplex rosea

En una finca encontramos a este azufaifo (Ziziphus jujuba) con frutos, un frutal poco común en Madrid.

Flores del pepinillo del diablo (Ecballium elaterium), una herbácea propia de los caminos y cunetas.

En esta época del año florecen las matas de Limonium dichotomum, aportando un toque de color malva en las estepas yesosas.

"Sí, fui yo, ¿pasa algo?" (mantis devorando a una podalirio sobre Limonium dichotomum).

Relieve próximo a los cantiles de yesos. En la parte superior de la mole central, los restos secos de Reseda suffruticosa.

Sorghum halepense, una de las gramíneas asilvestradas que florece ahora cerca de cunetas y lugares con cierto grado de humedad.

Tribulus terrestris, con flores y frutos.

Prangos trifida con sus característicos frutos.

Artemisia biennis

Cerca de la olmeda de Casa Eulogio han plantado algunos cerezos de Santa Lucía (Prunus mahaleb).

Aspecto de los sufrútices que crecen asociados a los yesos: Lepidium subulatum, Coris monspeliensis, Helianthemum squamatum, etc.

Y también este tomillo: Thymus lacaitae, del que fotografiamos aspecto de ramas y hojas, pues ahora no tiene flores.

Donde los suelos están más erosionados y descarnados, apenas crecen unas cuantas especies de talla baja... pero muy especializadas y raras.

Una de ellas es esta: Herniaria fruticosa.

Y, por último, otra de las anteriores, una de las joyas botánicas de sureste madrileño: Teucrium pumilum, con las inflorescencias ya pasadas.
 

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