miércoles, 29 de noviembre de 2017

Flores de otoño: el clavel de Algete (Dianthus algetanus)


Hoy traemos algunas fotos de una clavelina endémica del centro peninsular: se trata del "clavel de Algete", si me permiten una traducción literal de su nombre científico, Dianthus algetanus (en este caso, además, se trataría de la subespecie algetanus). Aunque su floración puede comenzar en junio, le hemos visto pasar discretamente el verano y reflorecer con más ganas durante octubre y noviembre, una vez superados los calores del estío.

Se trata de un clavel perenne, de cepa leñosa, que puede alcanzar los 45 cm de altura (aunque no es habitual que alcance esta talla). Las flores salen en grupos de una a siete en los extremos de los tallos. Aquí puede apreciarse cómo su cáliz se atenúa en la parte superior y el aspecto de las brácteas del calículo (un verticilo suplementario localizado en la base del cáliz).

Las flores son rosadas, con pétalos de borde crenado y garganta glabra. Las hojas son opuestas, alargadas y planas.

Vive en pastizales secos, bordes de caminos y matorrales, entre 650 y 1.050 m de altitud, preferiblemente en terrenos de naturaleza silícea. En Madrid lo hemos fotografiado en la cuenca del río Jarama, sobre depósitos arenosos, entre pequeñas parcelas cultivadas, retamares y restos de encinares como los de la fotografía.

viernes, 24 de noviembre de 2017

Por las parameras calizas del sur madrileño


Visitamos durante octubre los páramos calizos madrileños, localizados al sureste de la provincia, pegados a tierras castellano-manchegas. Estamos entre los 700-850 m de altitud en un paisaje coronado por páramos o cerros como el de la imagen, donde se alternan diferentes tipos de vegetación. 

Desde los páramos superiores el relieve desciende hacia los valles inferiores a través de las denominadas vertientes de páramos. Los restos de bosques esclerófilos localizados en los terrenos superiores dejan paso a los terrenos agrícolas, con almendros, olivos y otros cultivos herbáceos extensivos.

No obstante, los paisajes en mosaico son la tónica general, encontrándose una gran variedad de teselas de vegetación juntas que mantiene cierta armonía entre sí.

Al lado de los caminos también se encuentran enclaves de roca caliza, margas y a veces yesos que no han sido cultivados y mantienen restos de vegetación natural con especies interesantes.

La umbelífera Bupleurum fruticescens destaca entre la hierba pincel.

Los zumaques (Rhus coriaria) se han asilvestrado en buena parte del territorio, llegando a formar importantes zumaqueras en algunos bordes de fincas. Aquí vemos a unos jóvenes ejemplares entre los olivos.

Detalle de las hojas y frutos del zumaque (Rhus coriaria).

Una crucífera leñosa, Hormathophylla lapeyrousiana, con los frutos en forma de pequeñas cucharas. Una especie interesante por ser poco abundante en Madrid.

La hierba pincel (Staehelina dubia) formando una densa maleza a los pies de un olivo.

Centaurea solstitialis (conocida como abremanos), con los capítulos ya secos. Una centaurea de suelos calcáreos.

Seseli tortuosum, floración.

Un licénido y una abeja en una de las últimas flores de Centaurea aspera.

Nos encontramos con estas nueve avutardas paseando por tierras labradas. Y ese día el teleobjetivo a por uvas. Vale.

Recorte de la foto anterior. Imposible olvidar la anécdota que contaba Fernando, que escribió una postal desde Escocia a la atención de nuestro amigo Quique, que estaba en tierras zamoranas estudiando a las avutardas, dirigida a "Ese de Madrid que va para las avetardas. Villafáfila. Zamora. SPAIN"... y llegó a su destino. Bien por los funcionarios de correos.

Un espino de tintes (Rhamnus infectoria) en los setos que bordean un olivar con un aspecto lamentable (a punto de secarse).

El cardo heredero (Atractylis humilis), de cepa leñosa.

Aquí vemos la característica silueta de Odontites viscusus (subsp. australis), que florece a partir del verano y en el otoño.

Un detalle de las ramas de Odontites viscosus...

... y una tercera foto que muestra la inflorescencia.

Lomelosia stellata

Un escarabajillo colorido sobre las flores de Hirschfeldia incana, la rabaniza o amargo amarillo.

Una foto resumen con las especies señeras de los páramos calizos: carrascas, quejigos, espliegos, salvias, tomillos, espartos, Genista scorpius y otras leñosas de bajo porte.

Euphorbia falcata

Pallenis spinosa

Marrubium supinum, con las últimas flores.

Jasonia tuberosa, con las inflorescencias ya pasadas, de nombre vulgar "té de burro".

Echinops ritro, el cardo yesquero.

Otra vista de los mosaicos que conforman la vegetación de los páramos, con encinares adehesados cultivados y restos de bosques y matorrales naturales.

El alhelí Matthiola fruticulosa.

Una interesante genista pinchuda llega a algunos enclaves madrileños desde las zonas de paramera del vecino Sistema Ibérico: se trata de Genista pumila, de porte semiesférico.

Detalle de las ramas de Genista pumila: una especie a proteger en nuestra región.

Otra planta escasa en Madrid: Achillea ageratum (con alguna inflorescencia fresca en esta época del año, no en la fotografía).

Y finalizamos con dos compuestas, en primer lugar la cuchara de pastor (Rhaponticum coniferum)...

... y los restos de Carduncellus monspelliensium, el cardo arzolla.

domingo, 19 de noviembre de 2017

Flores de otoño: el azafrán (Crocus sativus)


Una de las especies que florecen en otoño es el azafrán (Crocus sativus). Se trata de una especie perteneciente a la familia de las iridáceas, caracterizada por tener tres estambres en lugar de seis (como sucede en las liliáceas, es decir, en los muy parecidos cólquicos, género Colchicum). Su producto estrella, como es sabido, son los "clavos" de azafrán, que corresponden a los tres estigmas tubulares del estilo (dos en el ejemplar de la fotografía, de color rojizo).

Otro ejemplar donde sí se aprecian los tres estigmas. El azafrán no es una planta nativa de España, sino que es oriunda de Oriente Próximo, pero se cultiva en la Península desde el siglo X, en parcelas entre viñedos o cereales. Se localiza principalmente en Castilla-La Mancha, aunque su cultivo se extiende por Aragón y las regiones bañadas por el Mediterráneo (las fotos corresponden a ejemplares de Almería).

Curiosamente es una especie híbrida incapaz de fructificar, por lo que toda su propagación es asexual, a través de bulbos.
 

martes, 14 de noviembre de 2017

Un paseo por los pinares del Alberche


Visita relámpago al oeste madrileño, a la cuenca del Alberche cerca de Aldea del Fresno: estamos a comienzos de octubre y no ha caído una gota, por lo que buena parte de la vegetación presenta un aspecto desolado. Además de estar en la esquina occidental de la región, estamos por debajo de los 500 msnm, por lo que la ubicación es idónea para la entrada de especies "lusitánicas", es decir, de gustos por climas más suaves y húmedos de lo que suele encontrarse por Madrid.

Vista del río desde la presa. Entre las formaciones ribereñas destaca la presencia de alisos y fresnos.

Aunque el otoño no se ha hecho notar, los caducifolios (como las cornicabras) respetan el cambio de color que impone el acortamiento del fotoperiodo.

Uno de los ejemplos de plantas frioleras que encuentra aquí una localización adecuada para su desarrollo: se trata de un grupo de acebuches rupícolas.

Comienzo del envero en las acebuchinas.

Otro acebuche (Olea europea var. sylvestris) disfrutando de las vistas al agua.


Aquí los pinos piñoneros conviven con encinas, enebros, cornicabras y arces, entre otras especies. Y forman buenos bosques.

Labiérnago (Phillyrea angustifolia).

Arbustos creciendo entre las rocas metamórficas de la zona: en la parte superior, un Rhamnus...

...que con este diseño reticulado por el envés inicialmente hubiera pasado por Rhamnus oleoides...

...pero que actualmente se clasifica como Rhamnus lycioides (debido a la presencia de diminutos pelitos en el margen de la hoja). Lo de los Rhamnus es de coña (con perdón).


Detalle de las hojas y porte de Sedum hirsutum.

Una población de otra planta rupícola muy abundante: el clavel Dianthus lusitanus.

Dianthus lusitanus

El helecho Cosentinia vellea con muy mal aspecto.
 

Otra especie que crece sobre roquedos inverosímiles: Rumex induratus.

Convolvulus cantabricus

Detalle del fruto de Convolvulus cantabricus.

Aliso en el margen del río.


Scilla autumnalis


Más ejemplos de la presencia de bosques de pinos piñoneros y de ejemplares mezclados con enebros.

Nuestra amiga la nutria también está presente en el Alberche. Y le gustan los cangrejos.

Symphyotrichum (antes Aster) squamatum

Chenopodium ambrosioides en la orilla.

Abajo a la izquierda un ejemplar de Genista hirsuta.
 
Una madreselva friolera: Lonicera implexa.

Y finalizamos con una especie cercana (estamos ahora en la vecina cuenca del Guadarrama, nos hemos movido): los curiosos frutos de la cucurbitácea Cucumis myriocarpus, la sandía espinosa.