miércoles, 12 de diciembre de 2012

Un roble turco (Quercus cerris)

Seguimos presentando alguna especie arbórea curiosa en nuestro país, en este caso el roble turco (Quercus cerris), que, aunque no es una especie autóctona española, se encuentra asilvestrado en bajo número en los alrededores de Madrid (El Pardo y la Ciudad Universitaria) .




Aunque nativo del Centro-Sur de Europa y suroeste asiático y de carácter marcescente (como nuestros quejigos y melojos), parece bien adaptado al clima de la capital, como muestra el ejemplar de las fotografías. En El Pardo se ha llegado a cruzar con los alcornoques, produciendo unos robles híbridos denominados Quercus x pseudosuber.




Aparte del mencionado carácter marcescente, sus hojas resultan muy llamativas por la cantidad de lóbulos de diferente tamaño que presentan (cada lóbulo, además, puede tener varios "lobulillos") y la variable profundidad de los senos del limbo, como se aprecia en este grupo de hojas.




Las bellotas también resultan características por el aspecto erizado de sus cúpulas; como no encontramos ninguna, añado el siguiente enlace, donde se observa a la perfección el aspecto de uno de estos frutos.

martes, 11 de diciembre de 2012

Algunas notas sobre los nogales




Traemos con un mes de retraso (estuvimos a principios de noviembre) algunas notas sobre los nogales que crecen en la vertiente sur de la Sierra de Guadarrama, a 1.100 metros de altitud; aunque los alrededores son terrenos rocosos graníticos, los nogales crecen dispersos en una fresneda, en la parte baja de la sierra, sobre suelos más maduros y húmedos.




A estas alturas del mes, llegamos tarde para recoger algunas nueces, pues solamente quedan algunos frutos completamente huecos y restos de cáscaras: cuando el interior no ha sido consumido por los roedores o los insectos, se haya podrido y cubierto de hongos. En la siguiente imagen, un par de ejemplares comparten seto con algunos fresnos.




Parece ser que los herbívoros (salvajes o domésticos) no consumen las hojas del nogal, lo que favorece el asilvestramiento y asentamiento de algunas poblaciones. Aunque no se aprecie bien en las fotografías, algunos nogales presentan un gran porte y diámetro, como el siguiente ejemplar.




Esta es una muestra de la pobre cosecha obtenida. No obstante, las nueces y sus restos nos sirven de justificación para traer a colación a los nogales rinconeros (Juglans hispanica), una ¿variedad/especie? de nogal autóctono que se habría conservado en la Península (o, al menos, que se habría cruzado con los pies traídos de fuera, dejando su impronta en ciertos caracteres que perdurarían hasta la fecha sobre algunos descendientes). La existencia de restos de pólenes fósiles de nogales desde el Pleistoceno hasta hace unos 2.000 años, a lo largo de toda la Península Ibérica, apoyaría la teoría de la existencia de nogales previa a la llegada de Juglans regia desde Oriente y Asia.




No obstante, ni los propios autores parecen tener claro cuál es el estatus real de este taxón (este link resulta muy ilustrativo al respecto). El término "rinconero" hace referencia al fruto, de pequeño tamaño y con una membrana divisoria lignificada, lo que dificultaría la extracción de la parte comestible de la cáscara.

De cualquier forma, más que de una especie nueva, tal vez sería más exacto hablar de la existencia de algunos nogales con presencia de caracteres primitivos, que se expresarían sobre todo en el fruto y que, de manera resumida, serían: nueces pequeñas (2-3 cm, frente a los 4-10 cm de las variedades cultivadas), cáscaras duras y gruesas (con grosores que superarían el milímetro de grosor), cubiertas interiores lignificadas (frente a las cubiertas membranosas de las nueces clásicas) y circunvoluciones de los cotiledones muy marcadas.

En nuestra muestra no podemos apreciar las circunvoluciones de los cotiledones, pues no queda rastro alguno de la parte comestible, pero sí llegamos a comprobar que el tamaño, grosor de cáscara y membrana interior lignificada están presentes en estas nueces y se ajustarían, por tanto, al modelo descrito:




Retrocedemos hasta el verano: también en el norte de España (en esta caso, en la provincia de León), encontramos nogales con nueces pequeñas. El siguiente ejemplar, visto en la comarca de Laciana, presentaba a finales de agosto -a punto de madurar- unos frutos muy pequeños (compárense los tamaños de la nuez verde con la variedad comercial de la derecha, sin cubierta).




Asimismo, en las proximidades de Las Médulas, también en León, encontramos otros nogales con otro carácter "primitivo" que no hemos mencionado y que se mostraría en las hojas: se trataría de presencia de hojas pequeñas, con un raquis corto (unos 10-15 cm) y 5 (7) folíolos (las variedades comerciales presentan entre 7-9 folíolos y pueden ser mucho más largas).




Volvemos al otoño y a Madrid para acabar, porque, por si no había quedado claro a estas alturas, los nogales formando parte de los setos vivos junto a rosales silvestres, fresnos, arraclanes, zarzas, sauces, espinos cervales, temblones y otras especies, forman parte de las cosas que nos gusta encontrar por nuestros campos y mostrar en el ecotono.

Volveremos el próximo octubre para tomar nueces enteras.